Sin obra pero con huelga II
Resistentes
temporales
HÉCTOR
MUÑOZ. MÁLAGA
El
titular de El Mundo se las trae. Y la
foto habla por sí sola, sobre todo para los que podemos identificar las caras
conocidas: hay 20 personas manifestándose en la puerta del hospital, pero nueve
de ellas no trabajan como médicos de urgencias del pabellón B. Si las cuentas
no traicionan, faltan ocho de los 19 trabajadores que están en huelga, es
decir, que un 42% de ellos no participaron ayer viernes en la ya clásica
concentración reivindicativa.
Médicos en protesta Fuente: El Mundo
Gestos
adustos, como no puede ser de otra forma en un conflicto laboral que les está
costando lo que no ganan. Brazos cruzados, señal de ensimismamiento y
contención. Salvo algunos y algunas distraídas, muchos prestan atención al
líder, uno de verde y de espaldas al fotógrafo. La pancarta, un tanto
descuidada: igual al de la derecha le sobra la manita en el bolsillo. Aún así
se puede leer desde la perspectiva del objetivo. Al fondo, unas puertas
cerradas y un gran cenicero.
En
cuanto al titular de la noticia, es evidente que el periodista no se ha
atrevido a usar el artículo determinado: de haber escrito "Los médicos del
Regional...", la sensación de unanimidad ofrecida no habríase ajustado a
su propia percepción, la de una protesta muy minoritaria. La verdad, ni más ni
menos.
Respecto
a la expresión "se resisten a abandonar", tal construcción semántica
tiene una alta carga valorativa: no es lo mismo continuar de huelga que resistirse a abandonarla;
en el primer caso se entendería que existe la misma determinación que el primer
día, pero el segundo recuerda a los arévacos de Numancia, que resistieron hasta
que ya no había cadáveres para comer.
No
emplearé muchas letras para comentar el texto de la noticia: un despropósito.
Resulta que ahora faltan 16 médicos (al principio eran diez), las demoras que
menciona son de antes de la huelga y, de propina, denuncian
"represalias encubiertas" sobre seis médicos que voluntariamente
acaban de firmar la renovación de sus contratos en plena huelga. Esto no tiene
pies ni tiene cabeza.
Lo
cortés no quita lo valiente. Sin perjuicio de lo escrito, lo que sí sería
saludable es que al tal Ramón Porras le dieran un destino más natural, los
Montes de Málaga, para no mandarlo muy lejos, como contable de ganado y
especies autóctonas. No vale para tratar con profesionales médicos. Si
quiere medallitas y méritos que patente un collar con cagarrutas de
cabra. Y con él, a ver si de una puñetera vez se van el gerente, el
director y toda esa red de advenedizos que les tocan las palmas todas las
mañanas.
El
hospital Carlos Haya está podrido. Po-dri-do. A los que creen a esos que sacan
pecho con los trasplantes, las unidades de gestión, las investigaciones y las
fundaciones, les invito a un tour por la realidad, en el
tren de las brujas. Además de lo que puedan ver con sus propios ojos, entre
escobazo y escobazo, puedo brindarles datos suficientes para salir hasta en el
mismísimo New
York Times. No exagero.
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